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sábado, 24 de mayo de 2014

El terremoto del año ‘60, revivida en la Biblioteca del Pueblo

Sala de Lectura Biblioteca Quellón
Los recuerdos, la emoción y la nostalgia, fueron los ingredientes, en la Mateada Literaria, denominada “El terremoto del año ‘60”, realizada en la Sala de Lectura de la Biblioteca Pública de Quellón, la noche del 22 de mayo.

Una decena de vecinos que vivieron el mega maremoto ocurrido en Chile, de grado 9,5° según registros actuales considerados recientemente, recordaron hechos, vivencias ocurridas en la comuna y especialmente en la emergente ciudad industrial, como era en ese entonces el pueblo quellonino.

El anfitrión del evento, el profesor Rodolfo Pastenes Núñez, previa un videos con fotografías de lo sucedido en la provincia y Quellón, comienza haciendo una referencia a lo acontecido en la comuna de Ancud, donde es originario, recordando lo que pasó en la tarde del 22 de mayo del año 1960 en la región sur de Chile.

No estuvo exenta de recuerdos dolorosos para muchas familias de Quellón, muchos de ellos pasaron a ser anécdotas. Según lo manifestado una de las vecinas asistentes, quien contó sobre la “mala suerte” de un alumno del seminario de Ancud, estando en el cine ese día domingo, fue lamentablemente aplastado por un muro y después de ser llevado al hospital, nuevamente ocurre un nuevo sismo, cuando era operado de sus lesiones. Los facultativos le dejan abandonado, muriendo posteriormente por la falta de atención.

-“ Durante el primer sismo, todos estábamos asustados y no sabíamos que hacer, salvo sujetarse como sea”- , señaló doña Ilia Alvarado Low, ex funcionaria del hospital de Quellón, que además tuvo que ayudar a su madre a dar a luz a su hermano, que justo el día 22 de mayo, decidió venir a este mundo. –“El practicante Adán Bustamante, me dijo lleva a tu hermanito a tu casa, caliéntalo como puedas, que yo me preocuparé de tu mamá. Y así lo hice, como pude le di “agüitas” a mi hermanito que estaba “azulito”, y poco a poco empezó a recuperarse. Una vez que estuvo “rosadito”, le lleve a mi mamá en el lugar donde estaba, con el practicante Bustamante”-.

La mayoría de los asistente coincidían en que, -“fue tremendo… ese día y a esa hora 15;11 hrs, más o menos, eran verdaderas olas sobre las pampas, y en la calles se agrietaban, para cerrarse cada vez. Era peligroso caminar, no se podía andar cada vez que había un “remezón”-. Por su parte, la vecina Oriana Soto Bustamante, señaló, - "estábamos en la casa de una vecina en la parte alta de Quellón, cuando por la radio escuchábamos que la Isla de Chiloé había desaparecido. Un avión, según las noticias, había sobrevolado y no había avistado nada en el inmenso océano y nosotros prácticamente estábamos aislados”-.

Toda la parte sur de la única calle de entonces, -sector de la costanera-, que se asemejaba a palafitos, sufre la inundación de todas las casas, cercano a un metros de altura por sobre los pilotes y pisos de las casa. –“Todos los elementos de las viviendas se mojaron, no quedó nada en su sitio, tuvimos que ir a los albergues y por semanas dormimos con la ropa puesta. Siempre en espera de un nuevo sismo”-, recordaron algunos. El movimiento de terreno, permaneció por cerca de un año temblando.

Muchos recordaron también los personajes que motivados por calamidad existente, se hicieron amigos, casi hermanos, en la desgracia. Muchos mujeres lloraron, creyendo que era “el fin del mundo” y corrían a confesarse y otros por remisión de sus pecados.

Anfitrión Rodolfo Pastenes Núñez
























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